lunes, 1 de febrero de 2016

Reseña: OBABAKOAK

OBABAKOAK
Título original: Obabakoak
Autor: Bernardo Atxaga
Género: ficción, relatos, realismo mágico
Páginas: 400
Editorial: Alfaguara (2010)
Fecha de publicación original: 1988


Se trata de una recopilación de relatos agrupados en el que el autor nos presenta una serie de historias diferentes, la mayoría de ellas desarrolladas o con una relación con Obaba, en donde realidad y ficción se entremezclan presentando historias que llevan a la reflexión.




Ésta ha sido la segunda lectura elegida para el Club de Lectura de mi localidad. En una nueva entrada pondré la opinión que el resto de las personas del club de lectura han tenido sobre el libro, aunque ya adelante que se parece poco a la mía.

Éste es un libro de relatos en los que nos presentan una serie de historias sin más hilo común que la localización de Obaba (que se trata de una isla imaginaria en donde se desarrollan las difentes historias o tienen algún tipo de conexión con la misma). 
Sí que al llegar a la parte final del libro podemos ver otro tipo de conexión u otro tipo de unión entre las historias, pero durante la lectura del libro parece que se tratan de relatos aleatorios en los que en muchas ocasiones no sabes siquiera quién resulta ser el narrador de la novela.

Cuando comencé el libro tengo que decir que el primero de los relatos me cautivó; me refiero a la historia que escribe un hombre narrando la época en que era un adolescente intentando encajar en Obaba mientras que su padre, un alemán un tanto huraño y muy diferente al resto de la población local, se encuentra muy apartado de toda la gente de la localidad e incluso de su propio hijo. Ésa para mí ha sido la gran historia de la novela y también ha sido la que me hizo querer seguir leyendo. 
Sin embargo, otras muchas historias no me han llamado la atención o no me han sorprendido. En el libro no se incluyen únicamente historias originales del autor, sino que también se reproducen cuentos y leyendas que podemos encontrar en Las 1001 noches o en Cuentos Breves y Extraordinarios (este ultimo lo cito como ejemplo de recopilatorio de libros), aunque los cuentos así reproducidos ya los había leído con anterioridad en otros libros diferentes y he perdido el factor sorpresa.

Otra cosa que me llamó la atención es el estilo literario de la novela y el manejo del lenguaje empleado. En la primera parte de la novela me parece que está mucho más cuidado tanto el lenguaje y la forma de contar las diferentes historias, de una manera mucho más poética y más cuidada, mientras que luego me parece que el modo cambia radicalmente y pasa a ser mucho más simplón, menos cuidado, aunque algunas de las historias intermedias también estén bien cuidadas.

Esta novela no me ha sorprendido ni me ha gustado tanto como la anterior, La vida de las mujeres, con la que no puedo evitar compararla al haber sido las dos lecturas consecutivas del club de lectura local y tratarse de dos libros de relatos de algún modo.

Aún así, creo que se trata de una novela de cuyos relatos podemos extraer algunas enseñanzas o que pueden aportar diferentes maneras de pensar y que no está de más leerlo. Especialmente aquellas personas a las que les gusten los relatos o que no hayan leído demasiados cuentos y leyendas clásicas.




·       * Sin romper su aislamiento, aquella ventana se abría paso entre la oscuridad de los libros, y mitigaba esa otra oscuridad que, muchas veces, crea fantasmas en el corazón.

·        *Su padre le había dicho una vez: “No me preocupa que tengas pájaros en la cabeza, lo que me preocupa es que siempre sean los mismos pájaros.”
·        Su padre solía decir: Nuestro pensamiento es arena, y cuando intentamos recoger un puñado de ese pensamiento, la mayor parte de los granos se nos escurren entre los dedos.

·        *(...) Mas, como bien conoces, la superstición no ha desaparecido de los lugares como Obaba, y, al igual que las estrellas conservan su brillo aún mucho tiempo después de muertas, las viejas creencias … 

·        *- Vengo a hacerle una pregunta, y cuanto antes tenga su respuesta, mejor. ¿Puedo matar al jabalí blanco? – me dijo nada más entrar.
Sus palabras me llenaron de angustia, y no solamente por la brusquedad con que fueron dichas. Pues lo que el anciano realmente deseaba de mí era la bendición de un crimen; para él no había diferencia alguna entre el muchacho que había conocido y el jabalí que aquellos días asolaba nuestro valle (…)

·        *Pero imaginando esas cosas no hago más que engañarme a mí misma. Sebastián no se acuerda de mí. Si se acordara haría silbar el tren tres veces, corto-corto-largo, nada más cruzar el puente de hierro como lo hizo noche tras noche durante los cuarenta y cuatro días siguientes a nuestro viaje con los caballos.

·        *Sentí un escalofrío. Acababa de escuchar, y de labios de quien menos lo hubiera esperado, una definición exacta de la soledad. Qué era la soledad? Pues una situación en la que hasta el tictac de un reloj se convierte en compañía.

·        *A partir de aquel día viviría siempre así, dulce y lentamente, como un pez dormido que se deja llevar por la corriente.


1 comentario:

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